Cuenta la leyenda que en el siglo VIII había un roble consagrado a Thor en la región de Hesse, en el centro de Alemania. Cada año, durante el solsticio de invierno, se le ofrecÍa un sacrificio. El misionero Bonifacio talу el árbol ante la mirada atónita de los lugareños y tras leer el Evangelio, les ofrecía un abeto, un árbol de paz que "representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes" y porque su copa "señala al cielo". A partir de entonces, se empezaron a talar abetos durante la Navidad y, por algún extraño motivo, se colgaron de los techos. Se cuenta que el teólogo puso unas velas sobre las ramas de un árbol de Navidad porque centelleaban como las estrellas en la noche invernal. (Foto © Gilles en Lettonie: http://gillesenlettonie.blogspot.com/) Unos comerciantes locales instalaron un abeto en la plaza del mercado de Riga, lo decoraron con rosas artificiales, bailaron a su alrededor y finalmente le prendieron fuego. Se tiene constancia de q