La educación emocional en el aula no solo tiene beneficios para el desarrollo emocional de nuestros/as alumnos/as sino que también puede mejorar el rendimiento académico, la resolución de conflictos, la mejora de la auotoestima, la toma de decisiones y, en general, la salud mental de nuestro alumnado. T ener conciencia de nuestras propias emociones es una competencia fundamental ya que sobre ella se construyen todas las demás . Pero, ¿sabemos ponerle nombre a todas nuestras emociones y sentimientos? Para desarrollar esta competencia, es necesario disponer de las palabras adecuadas para poder identificarlas, nombrarlas, gestionarlas y manejarlas. Para ello, ayudaremos a nuestros más pequeños con esta tarea facilitándoles el EMOCIONARIO . Cada día podemos leerles una emoción antes de empezar la clase. Podemos invitarlos a hablar sobre si han experimentado alguna vez esa emoción; contar cómo se han sentido; o si la han sabido identificar en otras personas. ¿Para qué